Mares verdes ondulantes
se pierden en la distancia,
iris que bajan del cielo
se posan sobre las ramas.
Cubren el suelo frondoso
alcatifas verdipardas,
pinceladas de colores
bajan desde la montaña.
La vida se multiplica
en esta verde sabana,
quietud domina la noche,
el sol despierta la savia.
La aurora llama a la puerta
de la riquísima fauna
y expande por la pradera
vitalidad concentrada.
Sólo hay quietud y silencio
hasta que la gran manada
descubre al depredador
que se dispone a la caza.
Todos levantan su voz,
pronto se rompe la calma,
y cual hojas voladoras
se pierden en la distancia.
Esta lucha por la vida
no tiene final ni pausa,
se renueva cada día
ya que la vida no acaba.
lunes, 25 de julio de 2011
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