Me causa pena contemplar a esta juventud, la mejor preparada de la historia de España, con su título universitario en el bolsillo, colgando su curriculum en todos los foros de empleo y dejándolo en las oficinas de multitud de empresas. Van mendigando aquello que por derecho le corresponde como ciudadano, un puesto de trabajo, pero todas las puertas se le cierran, como si se tratara de un mendigo indeseable.
Han dedicado la tercera parte de su vida a estudiar y a prepararse, a pasar noches de insomnio, a privarse de muchos ratos de diversión y asueto, en una edad en la que se lo pide el cuerpo. Han invertido tiempo y dinero, y sobre todo mucho esfuerzo, en conseguir unos conocimientos y una titulación para ocupar un puesto en la sociedad, y se encuentran con que esta sociedad les da la espalda y el mercado de trabajo los ignora completamente.¡ Qué pena!
De vez en cuando aparecen políticos llamando a la juventud para que se forme y estudie, pero no dicen nada
del sangrante problema que tienen, la formación está ahí, ¿y los puestos de trabajo?
Hemos sido un pueblo de emigrantes, sobre todo a Europa y América, pero la mayor parte de éstos eran personas sin una cualificación laboral, hoy se han cambiado las tornas, se está produciendo una corriente migratoria de universitarios, de personas cualificadas que van a producir a unos paises que no han gastado ni un euro en su formación, se encuentran con el regalo de tener profesionales cualificados a coste cero. Esto para nuestro país es una pérdida lamentable, en el aspecto humano y en el económico. Nos estamos depauperando, perdiendo a unos jóvenes, que muchos de ellos no retornarán más.
miércoles, 27 de julio de 2011
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