miércoles, 28 de septiembre de 2011

Estambul

Se ha roto mi fantasía
contemplando tu belleza,
la realidad de tus calles,
la historia  de tu grandeza.

He respirado el aroma,
y he notado la presencia
de anatolios y otomanos
que te dieron  existencia.

He mirado hacia los cielos
que señalan, con nobleza, 
espigados miranetes
de tus mezquitas eternas.

He contemplado extasiado
Santa Sofía, grandeza
de turcos y bizantinos,
maravilla de esta Tierra.

He visitado descalzo
tus mezquitas agarenas,
con el respeto en mi alma,
y en mi mirar, complacencia.

He navegado en el Bósforo,
recordando las proezas
de guerreros y marinos,
y cantares de poetas.

He contemplado las aguas
doradas, por la presencia
de arreboles vespertinos
en espejos de riberas.

He reflejado en mi vista
la historia de  tus callejas,
de tus piedras milenarias
de tus mezquitas soberbias.

Me he encontrado con los hombres
de culturas muy diversas,
y he comprendido sus vidas,
sin diferencias extremas.

He visto paz en sus ojos
su sonrisa siempre abierta,
he comprado en sus bazares
filigranas y sus sedas.

He escuchado al almuecín
y oído su cantinela,
que recuerda al musulmán
el sentido de la Meca.

He vivido una semana
de agradables complacencias,
arte del hombre, admirable,
y  bella naturaleza.

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