He bebido claras aguas
de tus fuentes cristalinas,
espejos de blanca plata
donde la sierra se mira.
Te he visto crecer infante
corriendo por la colina
y acrecentar tu caudal
con arroyuelos de cima.
Aunque muchos calendarios
han pasado por tu vida,
en las sierras de Cazorla
renaces todos los días.
Bajas del monte cansado
y en la llanura respiras,
escudriñando a tu paso
ciudades y blancas villas.
Y con tus aguas refrescas
la sed de verdes olivas
que alineadas en tu valle
conservas y fertilizas.
Guadalquivir por ser árabe,
Tharsis los griegos nominan
al Betis de los romanos,
para nosotros eres vida.
Arcos de trinfo te erigen
en Córdoba la morisca,
y el puente viejo al pasar
con sus sillares se inclina.
Cansado de navegar,
cuando llegas a Sevilla
dejas que surquen tus aguas
gigantes peces sin vida.
Te diriges a Sanlúcar,
pero ya no tienes prisa,
y tus aguas se recrean
dibujando las marismas.
Llegas al fin, sosegado,
tranquilo, tras travesía
de montañas y llanuras
y abrazado al mar terminas.
miércoles, 25 de enero de 2012
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