Siento que el agua se va
por el cauce de mi cuerpo,
que deja el arroyo solo,
que deja su cauce seco.
Que se agota y se evapora
cansada ya de este lecho,
y levanta, si alzarse,
su resbaladizo vuelo.
Cansada de pernoctar
con un incómodo sueño,
que le obliga a compartir
vivencias llenas de tedio.
Se marcha poquito a poco,
sin que mi espíritu nuevo
consiga que no se vaya,
y me deje en desconsuelo.
Los riachuelos de mi tierra
lloran lágrimas de hielo,
se sienten solos, vacíos,
la vida no está con ellos.
lunes, 28 de mayo de 2012
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