No mires la vida con mirada oscura,
ni ciegues tus ojos con rayos de fuego,
que la noche pasa al llegar el día
y el fuego se apaga con el rocío nuevo.
No levantes odios de tiempos pasados
ni abras heridas en pechos ajenos,
deja que el olvido entierre las penas,
y la luz apague enconos postreros.
Lanza tu mirada tranquila y serena
a los altos picos que besan los cielos,
y que su blancura tiña tu mirar
con la alba nieve que reta a los vientos.
Siembra la buena semilla en tus campos
aunque los abrojos dominen tu predio,
que la mies madura brotará a raudales
colmando de gozo tu esfuerzo postrero.
lunes, 11 de junio de 2012
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