sábado, 19 de enero de 2013

A las víctimas de Auschwitz




Tuve la ocasión de visitar los campos de concentración de Auschwitz, cuando visité Polonia, allí pude observar, y oír por parte del guía, las atrocidades cometidas por los nazis. Aunque este triste hecho ya lo conocía, la proximidad y el contacto con su escenario me impactaron de tal manera que todavía siento en mí una mezcla de compasión y rabia que nunca podré olvidar, mientras viva. Dedico, de nuevo, este poema reconstruido, a las víctimas de la barbarie que murieron y padecieron en este lugar.


He visitado el infierno
con sus llamas apagadas ,
el sentir de sus horrores
lo conservo en las entrañas.

Ocasos al medio día.
Ya no existen esperanzas.
Sólo tinieblas y muerte
en estos campos, sembradas.

Sus muros reflejan ondas
de sufrimiento y de lágrimas,
de llantos de niños tiernos,
y de caricias truncadas.

Ladrillos rojos de sangre,
y de vidas masacradas
por la crueldad de demonios
que odian la vida humana.

Guetos de pena y de muerte,
con sentencias programadas,
nadie sentía vuestros llantos
ni vuestra muerte anunciada.

La humanidad se avergüenza
de conductas tan malvadas,
no son humanos, ni fieras,
son criminales sin alma.

Clamemos al mundo entero
que no olvide estas matanzas,
que la memoria retenga,
y no se quede en palabras.

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