Déjame remar contigo
por los mares de la vida,
abrir camino en la mar
hiriéndola con mi quilla.
Mirar los dos al océano,
balsa de azulada tinta,
luna de reflejos claros,
cristal de savia infinita.
Llenar de azul la mirada,
inundarla de alegría
al ver los bellos corales
que en estos mares habitan.
Juntar tu cara y mi cara
y que nos bese la brisa,
y los pinceles del sol
nos pinte morena túnica.
Y manejar nuestros remos
acompasados, sin prisa,
y una estela de algodón
envuelva la barca mía.
Cuando azoten las borrascas
a la mar fuerte y bravía,
sortearemos los peligros
navegando con maestría.
Y triunfantes llegaremos,
después de vencer la ira
de Tifón embravecido,
al buen puerto de partida.
domingo, 14 de abril de 2013
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