No tiene dueño el amor,
aunque se entregue de lleno,
es ave que no tolera
los barrotes de un encierro.
Libre vuela acompañado
por la tierra y por los cielos,
y se posa donde quiere,
aunque tenga compañero.
No se entrega como esclavo,
sin libertad ni derechos,
pues comparte y magnifica
la plenitud del aprecio.
Su proceder generoso,
sus atenciones y anhelos
ensanchan los horizontes
y multiplican los retos.
Se da a quien quiere en la vida:
al poderoso altanero,
al aldeano sencillo
y al nacional y extranjero.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
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