Una democracia moderna del siglo XXI tiene que buscar otros métodos para resolver los problemas. Hay métodos que no resuelven nada, como las huelgas, pues al siguiente día las cosas siguen igual. No nos podemos contentar solamente con una manifestación de descontento, tenemos que presionar a todos los políticos a que se sienten y de una vez consesuen las leyes que permitan y ayuden a solucionar los problemas que afectan al país. Pero no nos engañemos, las leyes no van a solucionar los problemas, van a ser sólo el marco adecuado para su solución, la verdadera solución tiene que venir del trabajo y responsabilidad de todos los que formamos esta sociedad. No valen los lamentos y echarle la culpa a los demás, tenemos que comenzar por pedirnos responsabilidad a nosotros mismos.
No creo en los intereses políticos de ningún bando, defiendo los auténticos intereses del pueblo, de un pueblo al que unos y otros tratan de engañar pretendiendo engancharlo a su carro, pero los que dirigen y conducen el carro siempre serán ellos. No creo en las dictaduras encubiertas en las que todo tiene que ser público, no porque lo sea, sino porque de este modo todo será dirigido y mangoneado por la clase política.Estos sistemas han fracasado y siguen fracasando en donde hoy están implantados.¿Por qué siguen defendiéndose? Porque la ambición de los dirigentes está por encima del bien común.
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