Hay formas de gobernar y formas de gobernar. Un gobernante que no esté dispuesto a tragar su ración de quina, porque así lo exige el bien del pueblo, es un gobernante que ha confundido la democracia con la dictadura, y, por tanto, sobra en esta nuestra sociedad. Las confrontaciones y los pulsos entre gobernantes, suenan más a torneos de la Edad Media que a formas de gobierno del siglo XXI. En toda confrontación gana siempre el más fuerte, no el que más razón tiene.Por eso una persona inteligente debe medir muy bien sus fuerzas, y las circunstancias que le rodean, antes de meterse en berenjenales políticos y judiciales.
La inteligencia, en un gobernante, debe estar por encima del amor propio y del orgullo. No hay mejores compañeros para este viaje de gobierno, que la moderación, el diálogo, y el razonamiento.
Si analizamos nuestra reciente historia, veremos cuánta verdad entraña aquella frase atribuida a San. Francisco de Sales: " Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre". Parece ser que están soplando nuevos vientos , en esta comunidad, en la forma de hacer política, y ya están dando sus frutos. No hay que abandonar este camino, es el único que lleva a buen puerto.
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