No quiero encerrar mi alma
en la gruta de mi cuerpo,
prisionera de las normas
que esclavizan a los pueblos.
Que vuele como las águilas,
sin ataduras ni frenos,
que ella marque sus caminos
en este inmenso universo.
Pues quiero que sea libre,
y que salga sin complejos
de este encierro sombrío
que apaga sus sentimientos.
y se meza con el viento,
con los picos por morada,
y la Luna por espejo.
Que no se pare cansada
de descubrir mundos nuevos,
que sobrevuele las vallas
y las fronteras de hierro.
Que visite cada día
bosques y paisajes nuevos,
y retenga en su mirada
la belleza de los cielos.
Y si algún día se cansa,
y quiere volver de nuevo,
ensanchará mi esperanza
y me encontrará contento.
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