jueves, 14 de mayo de 2009

Autonomías o ¿reinos de Taifas?

La historia se repite, y recordando lo que pasó con la caida del Califato de Córdoba, desmembrándose y dando origen a los reinos de taifas, y como el hombre siempre vuelve a tropezar en la misma piedra, sobre todo si hay intereses para el que pone la piedra. Después de varios siglos, vemos cómo han vuelto a brotar unos nuevos reyezuelos que quieren resucitar de nuevo, los olvidados reinos de taifas.

Con la venida de la democracia en España, algunos políticos leyeron polidemocracia y empezaron, por todos los medios a tratar de romper los vínculos que mantenía la unidad de España, durante siglos.Comenzó una labor de zapa, dentro y fuera de algunas comunidades atónomas, usando todos los medios a su alcance, como armas arrojadizas contra los cimientos de la nación española. Lo peor del caso, es que los presidentes del gobierno central, para matenerse en la poltrona, cuando no tiene mayoría absoluta para gobernar,premian el apoyo que les dan los nacionalistas con competencias y más competencias, llegando al estado actual de cosas, donde el estado se está quedando vacio de competencias. Este gran inconveniente se solucionaría con una segunda vuelta, cuando en las elecciones nadie saca mayoría absoluta.

Las autonomías, vistas como debieran ser, de acercar las administraciones públicas al pueblo, para servirlo con más eficacia y rapidez , nos parecen a todos unas herramientas válidas y útiles, pero muchos, de los que manejan estas herramientas, han falseado su uso y las emplean en crear desunión, odio, insolidaridad, privilegios y nepotismos, socabando toda autoridad del estado,que esté por encima de ellos, para tener las manos libres ,en su egoista e injusto proceder, gobernando, no en provecho del pueblo, sino en provecho propio, desenterrando de nuevo su pequeño reino de taifas del que se sienten dueños y señores absolutos, en cuanto que el pueblo deposita la papeleta en las urnas.

Los que viven del contribuyente cada día son más. Se han multiplicado por diecisiete los presidentes, los consejeros, los directores generales, los parlamentarios y un sin fin de cargos políticos creados para darle un buen sueldo a los componentes del partido que gobierna y a los simpatizantes que les ayudaron con sus manifestaciones, a que consiguieran el poder. A éstos últimos se les compesará con beneficios indirectos, disfrazados de leyes o decretos.

No hay ley que designe y controle los sueldos de los señores políticos, son ellos los que se asignan unos generosos emolumentos, sin control de nadie, como dueños y señores de los bienes que administran, disponiendo de ellos a su antojo. A éstos hay que añadir las dietas y suplementos que cobran por plenos, comisiones, viajes..etc...etc.. es decir, que es un negocio, sin riesgo alguno, meterte a político.


No digamos nada, si eres político de alto rango, estos sí que se lo montan bien. Una vez terminado el tiempo de permanencia en el cargo, les queda una sustanciosa asignación, no podemos decir como sueldo, porque el sueldo se le da al que trabaja y éstos ya no lo hacen, diremos como dádiva generosa.


Yo supongo que estos defensores acérrimos de las autonomías y del independentismo de sus territorios, permitirán también que las provincias y pueblos de sus autonomías puedan hacer lo mismo, independizarse de ellos, llegando a una atomización poblacional ilimitada rayana en el caos.

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