Dedicada a todos los antiguos
segadores andaluces.
Te levantabas al alba
y empezabas a segar
los campos de Andalucía
convertidos en trigal.
Vas cortando con tu hoz
las ricas mieses doradas,
formando simples gavillas
con espigas sazonadas.
Cuando llegaban las doce
bañado por sol ardiente,
ni con sombrero de pajas
del fuego se te defiende.
La presencia de Helios vivo
con su ejército de rayos,
no hay coraza que resista
batallando en estos campos.
Cuando esta tropa pasada
se dirige hacia el ocaso,
reanuda su dura siega
el segador, a buen paso.
Con luceros por testigos
el segador da de mano ,
caminando hacia el cortijo
para cenar un gazpacho.
Piel morena y surqueada
por alfileres ardientes,
géiseres húmedos son
sus pectorales y sienes.
Veranos de Andalucía,
el trigo que pan nos da
no necesitará un horno,
porque cocido ya está.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario