A Mari , amiga de verdad.
Cómo siento los silencios
que tanto antaño añoraba,
cuántas cosas me decían
y que mi alma escuchaba.
Los silencios de los ríos
del barranco y de la playa,
del bosque y del pedregal
y también de la montaña.
Los silencios de la noche
cuando todo duerme en calma,
cuando la quietud se adueña
de los cuerpos y las almas.
Los silencios de los niños,
algarabía encriptada,
con sueños reparadores
sembradores de esperanza.
Los silencios de las madres
en la vela de sus hijos,
no me rompáis los silencios
los niños están dormidos.
Los silencios de los monjes
en capuchas infundidos,
que por sus claustros románicos
meditan tan recogidos.
Los silencios de los templos
de sentimientos sembrados,
de esperanzas y de ruegos
por los creyentes creados.
Los silencios de los sabios
descubriendo la verdad,
noches de dedicación,
trabajando sin parar.
Los silencios del que calla
prudente, por no ofender,
del que piensa lo que dice
y errores no cometer.
Los silencios son creativos
en ellos nace la gloria,
lo sublime y lo ideal,
imborrable en la memoria.
Escuchemos los silencios.
lunes, 21 de septiembre de 2009
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