viernes, 16 de octubre de 2009

Decepción.-P-

Los que ya no peinamos ni canas, porque el tiempo no perdona, y estamos en las postrimerías de nuestra vida, hemos estado mucho tiempo deseando un estado democrático en nuestro país, y nos alegramos mucho del cambio. Pero viendo cómo están marchando las cosas en la actualidad, nuestra sensación no puede ser otra que la de una amarga decepción, ésta no es la democracia que todos hemos deseado.

Da vergüenza ver cómo se mercadea con los presupuestos del estado, tú me das tus votos y yo te concedo a cambio lo que me pidas. Unos presupuestos en un estado serio, deben cubrir las necesidades de la nación, mediante un estudio previo de las más urgentes y necesarias, sin chantajes de ninguna clase. Esto que está sucediendo no se puede admitir.

Señores políticos tienen que cambiar las leyes, hay que evitar tener gobiernos tan débiles que cualquier partidillo los pueda chantajear en beneficio propio y que las minorías se impongan a las mayorías en contra de toda lógica.

Hay que imitar a otros países donde existe una segunda vuelta en las elecciones, y dotar a los gobiernos de las mayorías necesarias para evitar este estado vergonzoso de compraventa de votos y de chantajes, que en definitiva los perjudicados, como siempre, son los ciudadanos.

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