Nunca cantaré a batallas
ni a genocidios ni a guerras,
ni a reyertas entre hombres,
ni a héroes que nos inventan.
Miles y miles de vidas
truncadas por la soberbia
de ambiciosos gobernantes
que ansían dominar la Tierra.
No son de admirar aquellos
que provocan las contiendas,
ni el que las gana triunfante
ni el que las pierde postreras.
Todos siempre las perdemos,
la humanidad se desmiembra,
los pueblos sufren amargos
calamidades y penas.
Las familias quedan rotas
y las ciudades deshechas,
dolor, muerte y orfandad
brotan en toda la tierra.
Maldigo a los sembradores
de rencores y de odios,
de luchas entre los pueblos
de salvajes genocidios.
No hay culturas que defiendan
el exterminio y la muerte,
bárbaro se ha de llamar
quien se porta de esta suerte.
No tenemos don más bello
ni más grande que la vida,
no existe nadie peor
que el que la vida nos quita.
martes, 13 de octubre de 2009
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