viernes, 27 de noviembre de 2009

No a la guerra

Han perdido la cabeza
los que la guerra declaran,
monstruos, viles asesinos
los que a inocentes masacran.

Dinosaurios voladores
hechos de muerte y metralla
depositan su semilla
en la mitad de la plaza.

Madres con niños en brazos
corren huyendo descalzas,
y la parca traicionera
por la calle las alcanza.

Hogares donde los hombres
viven en paz y esperanza,
amando a sus tiernos hijos,
los bombarderos arrasan.

Jóvenes de veinte años
cuando la vida los llama,
la muerte cambia el destino
en los campos de batalla.

El infierno crea las máquinas
de fuego, pánico y lágrimas,
con las que zombis humanos
los bellos pueblos devastan.

Destrucción de lo creado,
barbarie funesta y trágica,
retroceso consentido,
y muerte terrible y sádica.

No merece la existencia
el que la guerra proclama,
genocidio abominable
que mata cuerpos y almas.

No más guerras en la Tierra,
no más crímenes de grana,
nadie se arrogue el derecho
de la muerte más tirana.

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