viernes, 11 de diciembre de 2009

No son fotones radiantes
la luz que mi alma ilumina,
son destellos deslumbrantes
de tus ojos que me miran.

Luceros que a media noche
con mi corazón palpitan,
estrellas resplandecientes
que dan la luz a mi vida .

Arrecifes de corales
luminarias coralinas,
destellos de mil colores,
tus sonrosadas mejillas.

Panales de dulce miel,
los labios en tu sonrisa
bálsamo son de dulzura
que mi espíritu cautiva.

Tus palabras son susurros,
que enamoran y apaciguan
temores y sentimientos
que mi existencia dominan.

Tus blancas manos parecen
alas de seda tejidas
por celestes querubines
que tú despliegas tendidas.

No tocas cuando te acercas,
tus caricias se subliman,
porque son brisas de ángeles
que a los humanos cautivan.

Finos hilos de oro cubren
este torso amarfilado,
orfebres de sabias manos
tu perfil han diseñado.

Si caminas por la senda,
tus pies nunca dejan huella,
no quieres herir la tierra
tu bondad no lo desea.

Don de los dioses, excelso,
tesoro nunca ganado,
la perfección y bondad
ambas en ti se han juntado.

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