Renegrido por el sol,
tirando de su borrico
va el carbonero andaluz
camino de su cortijo.
Con el alba se levanta,
y con su hacha y su pico
se dirige presuroso
a trabajar a su sitio.
Tala los árboles secos,
de malezas limpia el río,
con las támaras que encuentra
carga a su buen borriquillo.
Camina por la dehesa,
en su mano lleva el pico,
y los antiguos tocones
rompe con gran regocijo.
Las ramas de las encinas
que han perdido su verdor
cercena con su hacha plana
hasta la puesta del sol.
Poco a poco, con constancia,
cual hormiguita hacendosa,
va amontonando la leña
construyendo una gran choza.
Terminada la labor
de recogida de leña,
con esmerado cuidado
construye su carbonera.
Noche y día la vigila,
la cubre con paja y tierra,
descubre respiradores,
la alimenta con la leña.
Que no venga viento y lluvia,
el carbonero comenta,
hasta que salga el carbón
de esta nueva carbonera.
Albricias, ya llegó el día
de recoger la cosecha,
y el reluciente carbón
ya se carga en las carretas.
El carbonero feliz,
con su familia celebra
el dinero que ha obtenido
de tan esperada venta.
miércoles, 20 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario