Los malos tiempos que corren,
jinetes apocalípticos,
la muerte semilla siembra
en estos campos baldíos.
Las mieses no cobran vida,
los sembrados ateridos
por el frío de la parca
que congela los caminos.
Hambruna desesperada
sufren mayores y niños
que buscando su sustento
vagan por todos los sitios.
Vientos que devoran, ávidos,
los brotes aún no nacidos
de cosechas esperadas
que les sirvieran de alivio.
Los prados se muestran yermos,
nieve en ellos, no ha caído,
la escarcha parece sal
que los quema, con el frío.
El ganado macilento,
anda con paso cansino,
buscando lo que no encuentra
ni a las orillas del río.
Hombres y bestias compiten
por conseguir, con ahinco,
alguna que otra aceituna
que quedan en los olivos.
Las aves de las dehesas
ya no salen de sus nidos,
pues las fuerzas las reservan
para mantenerse vivos.
La esperanza se acrecienta,
la realidad no es camino
para salir de estos males
que le depara el destino.
lunes, 25 de enero de 2010
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