Será por la edad, no se,
porque todo lo analizo,
el follón con que me encuentro
cuando del hombre yo escribo.
Me encuentro con tantos tipos,
desiguales y distintos,
que no encuentro parecido
ni en lo moral ni en lo físico.
Contemplo un negro de ébano
corpulento y muy macizo,
y a su lado un liputiense
pequeño y nada fornido.
¿Qué parecido encontramos
entre un alemán y un chino?
yo no veo las semejanzas,
se parecen muy poquito.....
Por otra parte, entre chinos
es tan grande el parecido
que parecen perdigones
recién salidos del nido.
Si vamos a sus costumbres,
esto es puro desatino,
sus gestos parecen signos
de otros mundos, de otros sitios.
Sus dioses y sus creencias
nos separan infinito,
son cosas tan diferentes
como el monte y el abismo.
Que si quiero hablar del hombre,
¿de qué hombre yo predico?.
Todos somos diferentes,
pero distintos los chinos.
En la torre de Babel,
yo no se lo que Dios hizo,
si llamó los individuos,
de cada uno de los sitios.
Lo dicho, los hombres son
raros y extraños, muchísimo,
me parecen varias razas
pues una, no la concibo.
domingo, 14 de febrero de 2010
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