sábado, 27 de marzo de 2010

El pinar

Cuando mi mente cansada,
de esta vida artificial,
busca sosiego y quietud,
me subo al monte, al pinar.

Me pierdo por la montaña,
trazo calles con mi paso,
choco con pinos robustos,
y a su sombra, yo descanso.

Oigo silbidos que el viento,
como gomero estrenado,
se entiende con la floresta,
manda mensajes cifrados.

Presto atención con ahinco,
quiero descifrar lo hablado,
pero los pinos que escuchan
su mensaje se han guardado.

La respuesta es una lluvia
de acículas que han volado,
formando una gruesa alfombra,
tejida con hilos pardos.

Me siento, miro hacia arriba,
gigantes tengo a mi lado,
me ofrecen su compañía
con cortesía y con buen trato.

Doy rienda suelta a mi mente,
aire en los pulmones guardo,
expulso los pensamientos
con los que no quiero trato.

Sigo mi ruta entre pinos,
oyendo con dulce agrado
sólo el canto de las aves,
que en mi interior voy gozando.

Qué sensación de quietud,
en mi espíritu yo guardo
terapia de mi vivir,
refugio que he encontrado.

Vuelvo a conectar contigo
pinar verde y encantado,
recobro presto la calma.
cuando me siento a tu lado.

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