Mil caminos tiene el mar
para que mi barca llegue
al puerto donde la aguarda
quien, de verdad, bien la quiere.
No me aferro a navegar
la misma ruta surcando,
existen miles de rutas
para vivir navegando.
La rutina no me atrae,
empobrece mi intelecto,
nuevos horizontes quiero,
pues ideas frescas pretendo.
Hay quien me quiere encauzar
por donde él ya ha pasado,
volviendo a romper las aguas,
sin darles ningún descanso.
Mis velas quieren corrientes
que no toquen otras velas,
que sólo besen mi faz,
meciendo mi talle, esbelta.
Me gusta ser gaviota
que vuela mares adentro,
cambiar mis velas por alas
y remontar a los cielos.
Mil caminos voy trazando,
tantos, como existen vientos,
libertad para dejar
en la mar mil pensamientos.
No me gustan las flotillas
que te imponen su camino,
y no te dan libertad
para escoger tu destino.
Escolta no quiero ser
de ningún barco velero,
ni tampoco pedestal
de capitanes intrépidos.
En este mar de la vida
cada cual se acoge al viento
que le lleva, navegando,
con rumbo a su nuevo puerto.
viernes, 12 de marzo de 2010
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