No me gusta que me tomen
por blanco lienzo, en la vida,
que me estiren y me claven
en caballete de encina.
No me gustan los pinceles,
son puñales que deslizan,
y me arañan la epidermis
para con pasta cubrirla.
Hoy todos nacen pintores,
y quieren pintar sus líneas,
y que seas una figura
en el cuadro que ellos pintan.
Unos quieren que yo sea
un viejito que mendiga,
y por el contrario, otros
prefieren que nada diga.
Unos me pintan de herrero,
otros de frac y levita,
cada cual, su personaje
crea con genio de artista.
Hay quien me pinta con óleo,
otros con plumilla a tinta,
también usan acuarela,
y otras técnicas combinan.
Todos me ponen el rostro
que su momento le inspira,
según rece el personaje
a quien le deba dar vida.
Pero el duende que yo tengo
no hay cuadro que lo resista,
y cuando llega la noche
le dice adiós al artista.
Yo no soy, no, son los otros
los que encasillan mi vida,
sin conocer la verdad,
con malévola osadía.
Yo procuro que mi vida
sea natural y sencilla,
que sea libre y no esté atada,
ni prisionera o cautiva.
martes, 23 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario