domingo, 25 de abril de 2010

Locura maternal

Al niño que está en la cuna
los ángeles le acompañan,
las campanitas que suenan
son campanitas de plata.

La palidez de su rostro
y su boquita escarlata
parecen que están pintados
por Murillo, en su antesala.

La habitación silenciosa,
nadie se acerca a la estancia,
no hay pisadas que profanen
este templo de esperanza.

La madre mira a su niño
y entre requiebros desgrana
no palabras de su boca,
sino amor de sus entrañas.

Dejad que duerma mi niño,
que yo le cante una nana,
que la luz no le moleste,
cerrad presto las ventanas.

No hagáis ruido en el pasillo
al pasar por la mañana,
que vuestros pies se parezcan
a unas silenciosas alas.

No os acerquéis a mi niño,
dejad que duerma mi alma,
que su madre, mientras duerme,
vela su cuna dorada.

Que nadie toque su cuerpo,
que nadie toque su cara,
que mi niño está dormido,
ya despertará mañana.

En la torre de la iglesia,
¿por qué tocan las campanas?.
¿por qué suenan a "dindán"
si mi amor duerme en su cama?

La amargura de una madre,
el corazón que más ama,
pone una venda en sus ojos,
que le impide ver su drama.

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