No puedo encontrar fuera de la mente
aunque pregunte por montes y colinas
los seres que creamos al pensar,
nadie me da noticias de sus vidas.
No los veo por caminos siderales
ni tampoco, si pregunto a las estrellas,
galaxias, astros, sólo cuerpos celestiales
inundan los espacios que caminas.
Cuántos dioses el hombre se ha inventado,
inducido por grandezas peregrinas,
poderosos, influyentes en los mundos,
dueños y señores de todas nuestras vidas.
Pero siempre, todas las deidades tienen
servidores que interpretan los enigmas,
portadores de divinas voluntades
que a los pueblos mentalizan y adoctrinan.
Encumbrados en sus tronos y oropeles
falseando las verdades de la vida,
atrapando entre sus redes, con engaños,
temerosos seguidores, que dominan.
No concuerdan sus misterios inventados
con la lógica que rige nuestras vidas,
no sabemos dónde sacan sus verdades
ni quien dicta las sentencias que prodigan.
Pero, a las claras, contemplamos, a diario,
los efectos que producen las doctrinas,
encumbrar en soberbios pedestales
a jerarcas que se agarran a la cima.
Vivirán en palacios suntuosos,
construirán catedrales que intimidan,
vestirán ornamentos de oro y plata,
como príncipes de un reino, de mentira.
domingo, 6 de junio de 2010
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