La vida no me abandona,
aunque me siento mas viejo,
la comparto, complacido,
con mis hijos y mis nietos.
Ella se viste de corto,
y se disfraza, de nuevo,
de cervatillos alegres,
que viven para sus juegos.
Revolotea por la casa
cual mariposa de cuentos,
libando de cada flor
de las plantas de mi huerto.
De ella sale tanta luz,
que sus radiantes reflejos
inundan con profusión
este ya vetusto espejo.
En unos la veo infantil,
en otros, con gozo, aprecio
la estabilidad que brinda
la madurez que contemplo.
La vida no es soledad,
ni partición, con complejos,
es cadena que se alarga
con ilusión, en el tiempo.
Sintoniza cada día
con amaneceres nuevos,
con ilusiones creadas
con realidades de ensueño.
La vida sigue adelante,
cambia los moldes añejos
por nuevas formas que nacen
con el sentir de los tiempos.
Pero siempre permanece
lo más lisonjero y bello,
vitalidad que sustenta
los más hermosos deseos.
lunes, 12 de julio de 2010
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