Cuando compongo un poema
cierro mis puertas al viento,para que no me interrumpa,
ni mezcle mis pensamientos.
Quiero estar solo, conmigo,
sin testigos y en silencio,
sin nada que me distraiga
ni altere mis sentimientos.
Quiero ver con nitidez,
sin colores truculentos
que cambien la realidad
de lo que observar, pretendo.
Quiero dialogar tranquilo
con mi espíritu sincero,
aunque oiga sus reproches
por mi mal comportamiento.
Pero me enseña mil cosas,
si a su voz estoy atento,
y medito razonando
sus mensajes verdaderos.
No quiero antenas que traigan
interferencias, que luego
se mezclan con los susurros,
y a mi espíritu no entiendo.
Fuera de mí hay otros mundos
con intereses terrenos
que sirven para inquietar
la quietud que más deseo.
Desahogo en el poema
inquietudes, sentimientos,
anhelos no conseguidos,
todo se lo lleva el viento.
No hago poemas extraños,
son mis propios sentimientos
que libero, cuando escribo,
pues no quiero prisioneros.
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