Señora de las mil caras
viajera del universo,
todos conocen tus sones,
comunes, pero diversos.
Cuentas tus años por siglos,
primitiva en el comienzo,
palaciega y popular,
y sobria en el medioevo.
No envejeces con los años,
cambias tus caras de nuevo,
renacentista y barroca
romántica en el recuerdo.
Te expresas con fantasía,
en la iglesia o en el ruedo,
no hay lugar que te sea extraño
para que extiendas tu reino.
Todos conocen tu lengua
y el sentido de tu verbo,
los matices con que expresas
dolor, alegría o juego.
Lloras con los afligidos,
te alegras con los contentos,
y acompañas matizando
del hombre los sentimientos.
No hay fiesta donde no asistas
alegrando los festejos
ni romerías populares
sin cantos de los romeros.
Siempre te encuentras presente
en la vida de los pueblos,
eres su alma y su sal,
sin ti nadie está contento.
miércoles, 2 de febrero de 2011
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