Deja que corran las aguas
que, libres, busquen camino,
sin presas que las detengan,
como si fueran cautivos.
Que discurran por los montes,
cristalinas, entre olivos,
saltando en bellas cascadas,
desembocando en los ríos.
Formando cauces profundos
entre basalto y granito,
apagando los ardores
de volcanes primitivos.
Que se disfracen de blanco
para jugar con el frio,
y a mariposas imiten
volando por los caminos.
Jugando en los grandes llanos
al esconder en el río,
formando bellos meandros,
recovecos cristalinos.
Que descansen en los lagos
formando espejos tranquilos,
donde la luna se mira
al salir de su escondrijo.
Que se abracen con los peces
en un abrazo infinito,
que a los cisnes acaricien
besando su dulce pico.
Que recorran las praderas,
y se mezclen con los grillos,
tiñendo de verde claro
las alfombras de amarillo.
Deja que las aguas vayan
hasta el bosque de los tilos,
y pregunten a los nomos
si quieren ser sus amigos.
Deja que rieguen las tierras,
que embellezcan los caminos,
transformándose en la savia
vigor de los seres vivos.
jueves, 17 de marzo de 2011
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