Todo el pueblo lo conoce
y no es cura ni maestro,
ni boticario letrado
ni dueño de medio pueblo.
Ni la chica más bonita,
ni un apuesto caballero,
es un gallo rojiblanco,
pero un gallo pizpireto.
Pertenece al tio Perico,
a su humilde gallinero,
es dueño de las gallinas
que picotean en su huerto.
Antes que el sol se levante
él despierta a todo el pueblo,
con su canto endemoniado
a nadie deja durmiendo.
Lo repite por tres veces
por si alguien no está despierto,
y al que trasnocha fastidia
con su canto mañanero.
Tio Pedro le tiene inquina,
porque siendo el relojero
no vende un despertador
desde hace mucho tiempo.
En la torre de la iglesia
su reloj ya está muy viejo,
y no suena su campana
ni lo arregla el campanero.
Ya no quiere competir
con el gallo mañanero
y cansado y generoso
le ha pasado su relevo.
Pero el gallo es comprensivo
a la vez que muy moderno,
y los domingos y fiestas
su canto guarda silencio.
viernes, 18 de marzo de 2011
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