Te han bajado de tu torre,
campanario centenario,
ya no tocarás al alba,
ni llamarás al rosario.
Ya no lucirás esbelta
en las fiestas, repicando,
ni doblarás por los muertos
camino del camposanto.
Ya no tocarás a gloria
por Cristo resucitado,
ni tu bronce sonará,
tu lengua la han silenciado.
Te llevan lejos de aquí,
tu figura han secuestrado,
y en la fundición te dejan,
tu sonar ha terminado.
Entre llamas de carbón
tu noble bronce dorado
lágrimas de fuego vierte
al sentirse transformado
en asesina metralla
quizá en cañones malvados
que destruyen las ciudades
matando a sus ciudadanos.
La paz de tu torre gótica,
que era tu casa de antaño,
te han obligado a que cambies
por odio, muertes y daños.
Terrible metamorfosis
el bronce ha experimentado,
de bucólica campana
en cañón ha terminado.
Así los hombres tranforman
lo más divino y sagrado,
guiados por la violencia,
en los más terribles daños.
miércoles, 1 de junio de 2011
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