Esta crisis nos está enseñando muchas cosas, lo malo es que hay sectores en la sociedad que son malos estudiantes y no quieren aprenderlas, y cuando un estudiante no quiere aprender, ya le puedes poner los mejores profesores y los medios más avanzados de aprendizaje, que no hay nada que hacer. Eso le está sucediendo a nuestra clase política, que no quiere aprender de la crisis y dar marcha atrás en muchas cosas que no son necesarias para el país y que agrandan, de una forma muy sustanciosa, el gasto público.
A ningún líder político le he oído decir que sería necesario reducir los puestos políticos: menos diputados, menos concejales, menos ayuntamientos; suprimir el senado, que es una cámara muerta y que no aporta nada. Suprimir las diputaciones provinciales que es una estructura que duplica la labor de las consejerías autonómicas. Coordinar servicios entre las autonomías,(si es que tenemos que cargar con ellas). Esto por lo que se refiere a los puestos ocupados directamente por los políticos. Pero parece que no están dispuestos a suprimir ninguno. Y con esta macromáquina no hay economía que aguante.
En el orden de los servicios: Unificar los tres o cuatro cuerpos de policía que tienen las autonomías, formando una sola entidad, manteniendo las especificaciones propias. Se ahorraría mucho dinero y se ganaría en eficacia. Privatizar las televisiones autonómicas, ya que son innecesarias y además todas tienen déficit. Suprimir todas las empresas públicas cuya labor la puedan realizar los funcionarios existentes. Pensar muy bien la necesidad y oportunidad de las obras públicas, hay muchas que no son necesarias.
El pueblo no debemos renunciar a la democracia, que unos pocos nos quieren secuestrar. En la democracia, es el pueblo soberano el que dice cómo quiere ser gobernado, no solamente escoger unos nombres de unas listas cerradas. Los buenos gobernantes serían aquellos que sintonizaran con el pueblo y ejecutaran los deseos del pueblo, cosa que no hacen. Debemos obligar a los políticos a gobernar para el pueblo, con las estructuras necesarias, pero sin montar una máquina innecesaria que a los únicos que favorece es a ellos.
Yo animo a los ciudadanos a manifestarse por los medios a nuestro alcance y corregirles la plana a esta forma de gobernar tan costosa, llena de privilegios y de cargos innecesarios. Es necesaria una reforma de mentalidades, hay que gobernar de otra forma, hemos caido en una dictadura formal.
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