«No me quiero ni imaginar cuál será la deuda real que hay actualmente en Alcorcón», manifestaba desde la oposición David Pérez el pasado mes de abril ante los continuos derroches que destapaba ABC por parte del ya ex alcalde Enrique Cascallana. Tras ganar las elecciones, el PP se encuentra ahora con un panorama desolador. Un demoledor informe del interventor cifra la deuda global en 250 millones de euros, una herencia socialista que supone para el Gobierno entrante una «quiebra técnica» del municipio.
Según la cantidad apuntada, los nuevos ingresos del ayuntamiento irían plenamente a pagar los créditos de los bancos.¿Y de qué vive el nuevo ayuntamiento? Esto nunca se debía haber consentido.¿No vamos a tener crisis? Qué poca responsabilidad y sentido de la realidad. Nunca deberían llegar al poder individuos derrochadores que malgastan lo propio y lo ajeno.
Es de urgencia una legislación que limite no sólo el gasto sino el endeudamiento, de manera que no se puedan dar estos casos. No se puede dejar al albedrío de cada político la decisión de gastar y más gastar y el que venga detrás que arree. Como los políticos no son responsables, la única forma de que no nos lleven a una segunda crisis es atarlos con las ligaduras de las leyes, pero leyes firmes, no como las presentes, que no las cumplen.
El espectáculo al que asistimos es desolador. El dinero y los bienes públicos no son de nadie, los políticos los usan como propios, pero los cuidan como ajenos. Me echo a temblar cuando oigo a algunos políticos queriendo centralizar actividades y acaparar competencias, sabiendo que son los peores administradores y los más incompetentes. Es proverbial el que un duro, en manos de los politicos, rinde como cuatro pesetas.
Estamos martilleando una vez sí y otra tambien y es unánime la voz que clama por otras formas de gobernar,
más honradas, más justas y más eficaces. Hay que mirar por el dinero que se gasta, como lo hace la madre de familia que tiene unos recursos limitados y tiene que llegar a fin de mes. Cada corporación debería gastar únicamente los fondos que recaude, con la excepción de algunos casos que hay que programar a largo plazo.
No echemos la culpa de la crisis a nadie en particular, aunque hay unos más culpables que otros, la crisis ha tenido muchos padres y muchas madres , todos aquellos que han gastado más de lo que tenían.
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