Los cielos pintan de negro,
la luna ya se ha marchado,
tiene miedo a que le alcance
la furia de Zeus, pasando.
Del firmamento la bóveda
se resquebraja, llorando,
y sus lágrimas inundan
los valles y los barrancos.
Culebrillas retorcidas
queman la noche, reptando
por la cúpula celeste
que el fuego va perforando.
La paz se ha roto en el bosque,
titanes con brazos largos
venidos de mil galaxias
luchan lanzándose rayos.
Retumba el trueno terrible,
tiemblan los montes, los prados,
silba el viento entre los árboles
las aves se han ocultado.
Nadie respira en la noche,
la vida se ha congelado
esperando que amanezca
y que se vaya el relámpago.
Después de dura batalla,
los arqueros desarmados,
no tienen flechas de fuego,
se retiran del espacio.
Solamente en el recinto
queda un gigantesco arco,
sin fuego ni culebrillas,
de colores adornado.
viernes, 15 de julio de 2011
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