Camina por mil senderos
dejando huellas al paso,
recuerdos gratos, sinceros,
al que te sigue en los años.
Ve sembrando por la orilla
siemprevivas, sin descanso,
azucenas y violetas,
y sea un jardín tu campo.
Y tu estela de blancura
dibuje de nieve un manto,
que ofrezca a los transeuntes
espejos de rayos claros.
No marchites con tus huellas
las flores de verdes prados,
que leviten tus pisadas
y alas desplieguen tus brazos.
Deja huellas de alegría
de bien hacer y de arraigo,
de comprensión con quien yerra
o se equivoca engañado.
miércoles, 22 de agosto de 2012
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