La historia está llena de iluminados que se creen estar por encima del bien y del mal, porque un puñado de seguidores los mitifican y les siguen como sencillos corderitos, sin recurrir para nada a la más elemental norma de valoración ni enjuiciamiento. Estos personajes se creen, si no dioses, sí profetas que arrastan a su grey y que se sienten arropados por ella. Forman auténticos guetos donde no rige más ley que la voluntad de su líder. Estos iluminados proliferan en muchos pueblos y sociedades y de vez en cuando, los medios de comunicación nos hacen conocer la existencia de algunos de ellos.
Hoy llenan las páginas de los periódicos la ocurrencia del sindicato andaluz de trabajadores (SAT) de entrar en varios supermercados y llevarse unos carros llenos de comestibles sin pagarlos. El mentor de los hechos, Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y diputado autonómico del parlamento andaluz, por el partido de Izquierda Unida, se ha dado un baño de publicidad, consiguiendo con creces su objetivo, saliendo en varios medios de comunicación, queriendo justificar lo injustificable, la trasgresión de la ley.
Habría que recordarle a este personaje, conocido por sus excentricidades, que con astracanadas, con espectáculos circenses y con teatros baratos, no se arreglan los problemas sociales. Se arreglan con el diálogo, con la colaboración, con la dedicación, con el trabajo, con no votar a aquellos ineptos, que previamente han demostrado que su forma de gobernar no es otra que la de llevarnos a la ruina. Yo invitaría a este personaje, dadas las circunstancias actuales, a que cree una ONG y ponga a todos sus peones a recabar, por medios lícitos, todos los alimentos que puedan para repartirlos entre los pobres, y se deje de algaradas ineficaces y de métodos circenses.
viernes, 24 de agosto de 2012
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