No se agota el amor porque yo cambie
ni porque tú ya dejes de quererme,
el amor es llama que siempre prende,
y ni viento ni huracán puede apagarle.
Por más luz que el cirro quiera robarle,
jamás podrá llegar a oscurecerle,
porque refulge más que un ser celeste
y ni Tierra y Luna puede eclipsarle.
Así es el amor que trasforma al hombre
de un ser terrenal en angel bueno,
sublimando su vida en este nombre.
Refulge mucho más que los luceros
porque disipa toda incertidumbre
e ilumina del hombre los senderos.
martes, 9 de octubre de 2012
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