Levitad cuando paséis
por la cuna de mi niño,
mirarle sin despertarlo,
dejad que duerma tranquilo.
Yo le canto un arrorró
con dulzura y con cariño,
con voz que pido prestada
al ángel que está conmigo.
Duerme mi niño del alma,
duerme mi niño divino,
que mientras duermes, tu madre
te coserá un trajecito.
Palomas del palomar,
del palomar del vecino,
no arrulléis en mi ventana,
que mi niño está dormido.
Si el canario de la jaula
quiere cantar un poquito,
que sean dulces sus gorjeos,
delicados, muy bajitos.
Dejad que mi niño duerma,
tiene cara de angelito,
que sueñe con los querubes,
ya despertará prontito.
martes, 6 de noviembre de 2012
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