La humanidad arrastra una triste historia de estar sometida a la ley del más fuerte: primero los absolutismos, después las dictaduras y por último, las falsas democracias. Y esta ley perdurará para siempre. La única solución es que el más fuerte sea el pueblo.
El poder, ese cáncer que corroe a los pueblos y los somete y domina, es muy difícil de erradicar, cuando se cree que está dominado y vencido, aparece camuflado de nuevas formas engañosas, pero solo en apariencia, en el fondo sigue con la vitalidad de siempre.
Hoy ese poder lo detectan los partidos políticos, que han impuesto sus leyes y han acotado la libertad del pueblo. La llamada a las urnas es una auténtica falsa, porque no existe la libertad de poder elegir a los ciudadanos más inteligentes, sensatos y honestos para que sean nuestros gobernantes, sino que te imponen una lista cerrada, es decir te obligan a votar a los que ellos han escogido, no tu.
Yo espero y deseo que la humanidad y los pueblos sigan luchando por su independencia interna hasta llegar a ser verdaderamente pueblos soberanos. Labor difícil y lenta, pero la inteligencia y constancia humana que han sabido deshacerse de los absolutismos y dictaduras, lleguen también a conseguir una verdadera democracia.
lunes, 1 de mayo de 2017
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