jueves, 8 de junio de 2017

Deja que hable mi alma

Deja que hable mi alma

Deja que hable mi alma,
que se despegue del cuerpo,
que las palabras no suenen,
que hablen los pensamientos.

Deja que olvide esta vida,
que se remonte a los cielos,
que vuele y nunca camine
ni por vías, ni por senderos.

Que el espíritu se cubra
de aureolas y reflejos,
de luces nunca apagadas,
de estrellas del firmamento.

Que solo oiga los cantos
de todos los seres buenos,
los que fabrican la paz,
los que su amor es sincero.

Déjale que se retire,
solitario, a su aposento,
donde no se oye el ruido,
ni se percibe el lamento.

Que las sombras se retiren
vestidas de luto negro,
y la tristeza se marche
y se mantenga muy lejos.

Que la vida resplandezca
tan bella como un lucero,
y complacido me sienta
mirándome en el espejo

de las lunas y los soles
que adornan el firmamento,
y dormitando en la noche,
feliz, al sueño me entrego.

















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