La historia de la humanidad y de los pueblos, que ha llegado a nosotros, en gran parte, son catecismos corregidos y orientados en la dirección de los intereses de los que hacen y escriben la historia. Primero porque los historiadores contemporáneos de los hechos no tenían libertad para narralos tal y como sucedieron, sobre todo, cuando los poderosos no quedarían bien parados con la narración verdadera de los hechos y segundo, porque estos caudillos poderosos se rodeaban de una corte de interesados en hacer de él un mito que le ganara el aprecio y el reconocimiento del pueblo, para poder implantar un gobierno dictatorial.
Muchos de los personajes que hoy nos presentan como revolucionarios y salva patrias, no son sino asesinos carniceros que eliminaban a todo el que no se doblegara a su inflexible voluntad de mando. Para ellos no había prisioneros de guerra, por muy humildes que éstos fueran, y por muy poca oposición que pudieran hacerle. Con una mascarada de juicio, y muchas veces sin este trámite siquiera, mandaban fusilar a todos los prisioneros que habían capturado.
Podría hacer una larga lista de estos personajes, que hoy, tienen estatuas y monumentos en muchas ciudades y países del mundo, pero que realmente fueron unos criminales, merecedores de juicios sumarísimos, como lo fueron los criminales de la Alemania nazi.
Monumentos a estos personajes, no los tenemos tan lejos, cada día paso por delante de uno de ellos y me acuerdo de la infinidad de seres humanos que mandó masacrar en una de las repúblicas sudamericanas.
La historia se maneja al gusto e interés de los que se benefician creando personajes distintos de los reales y callando todos los crímenes y desmanes cometidos.
sábado, 5 de diciembre de 2009
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