Hasta donde hemos llegado, señores, aquellos que en la dictadura defendían la libertad para las lenguas de España que no fueran el castellano, ahora tratan de hacer de verdugos lingüísticos del idioma de todos. Es el pueblo el que libremente debe hacer uso del idioma, sin que se le imponga obligación alguna en uno u otro sentido. Pero no, los señores políticos usan los idiomas alternativos de España como armas arrojadizas para defender su independentismo. Todo vale, aunque tengan que ir en contra de su propio pueblo, como es el caso de los carteles publicitarios de Cataluña y los doblajes de las películas. ¿Cuándo van a dar libertad al pueblo para que actúe según su propio criterio?
Hay situaciones, que por irracionales, no habría que permitir nunca. Gastar el dinero del contribuyente en intérpretes, porque haya señores, que conociendo perfectamente el castellano, se emperren en hablar en vasco o en catalán, es quitar el dinero de cosas necesarias para tirarlo en caprichitos tontos. No hay derecho. Hay quien confunde los caprichos y los sinsentidos con los derechos.
Lo lógico y justo es que cuando hay un grupo de personas, se hable en el idioma que hablen y entiendan todas, lo contrario es una falta de sentido común y un desprecio a los que desconocen esa lengua. Pero como el sectarismo fanático es incapaz de ver otra cosa que no sea la venda que lleva en sus ojos, nos encontramos con estos casos desagradables. Y lo peor del caso es que éstos se creen abanderados de las causas justas y defensores de las libertades democráticas.
No se pueden usar las lenguas como murallas de separación entre los pueblos
lunes, 1 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario