No busques la perfección
ni en el hombre ni en las cosas,
¿Quién dice lo que es perfecto?
¿Quién nos impone esa forma?
¿Quién tiene sabiduría,
o qué derecho se arroga
el que atrevido y soberbio
su palabra hace norma?
La perfección no es humana,
la variedad la deforma,
no hay nada superlativo
aunque lo pongan de moda.
El ocultismo enmascara
vivencias que desentonan
con la verdad objetiva
del que perfecto se nombra.
Pero cuando la verdad
se presenta escueta y sola,
sin disfraz que la transforme,
las imperfecciones brotan.
Pináculos engreídos
fabricados con lisonjas,
se creen que sobresalen
si en el pedestal se apoyan.
No hay perfección en riquezas,
ni en mansiones suntuosas,
ni en ropajes que enmascaran
el valor de las personas.
Ni en poderes que se imponen
por la fuerza o por las urnas,
el poder lleva consigo
imperfecciones de sobra.
Los mitos no son perfectos,
sólo el que los cree y adora,
sobrevalora en exceso,
del hombre, esta mágica obra.
Hay que descubrir bien claro,
que la perfección valora
lo auténtico y lo real,
aunque su existencia ignora.
lunes, 26 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario