Esta democracia que nos ha tocado vivir, y que tanto deseábamos antes de que llegara, está plagada de malas leyes y de lagunas, donde ni siquiera existe la ley, y por lo tanto los políticos, que ya han demostrado, que lo que les interesa es llenar sus bolsillos con el dinero del contribuyente, tienen las manos libres para colocarse sueldos de escándalo y realizar unas subidas que ningún otro trabajador puede permitirse jamás.
Ya es hora de que se haga una ley que regule los sueldos de presidentes de comunidades, de cabildos, alcaldes, concejales, consejeros y demás cargos políticos que se pagan con el dinero del pueblo. Esta ley debe estar basada en unos criterios objetivos que se puntúen y formen un baremo, que iguale los sueldos de los puestos políticos que tengan la misma categoría. Así, no se daría el caso, a todas luces injusto, que un alcalde de una gran ciudad tenga un sueldo menor que el alcalde de un pueblo, esto por poner un ejemplo, que en la realidad los hay a montones.
Poco confío en que esto se lleve a la práctica, pero los ciudadanos tenemos que velar por nuestros intereses y no permitir que el dinero de nuestros impuestos se lo lleven personajes ambiciosos, con sueldos desproporcionados con el trabajo que realizan.
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