A este gobierno, que se arrastra ya sin fuerzas, no hay quien lo entienda. La izquierda es muy poco amiga de privatizar nada, todo lo contrario, pretende acaparar y manejar todo lo que se le pone a su alcance. Por lo que no entendemos cómo se ha tomado la decisión de privatizar parte de la lotería nacional. Sí entenderíamos que se vendieran empresas que son una ruina y que son deficitarias, pero nunca aquellas que dejan dinero limpio y sin problemas.
Menos mal que ante la usura de los compradores, de querer infravalorar y comprar, a precio de saldo, un negocio bollante, ha habido alguien con cabeza que ha dado marcha atrás en esta venta. Pero según nos informa la prensa, en los trámites de esta venta fallida, de lo cual nos alegramos todos los que tenemos un poco de juicio, se han gastado once millones de euros, entre publicidad y asesores. Es decir se han tirado a la papelera, bueno tanto como a la papelera, es un decir, según dicen las malas lenguas, parece que ese dinero ha ido a manos de los amiguetes de turno de los que nos mal gobiernan. Con la friolera de 11.000.000 de euros, se podrían haber construido viviendas para 100 familias, y todo esto en tiempos de recortes sociales e inmersos en una crisis muy preocupante.
Con estos administradores de la cosa pública no necesitamos otros ingredientes para padercer la crisis en la que estamos inmersos y que no se vislumbra la forma de salir de ella.
jueves, 6 de octubre de 2011
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