soledad, entraste por la ventana,
rompiste las transparencias,
e invadiste mi morada.
e invadiste mi morada.
Yo no te he dado la venia
para que en mi hogar reinaras,
fuiste tu la que furtiva
te hiciste mi soberana.
te hiciste mi soberana.
No estoy a gusto contigo,
tu presencia no me es grata,
pues solo estoy resignado
de que habites en mi casa.
Pero siento que ya nunca
abandonarás mi estancia,
y tendré que acostumbrarme
a vivir con esta dama.
Tus silencios prolongados
no los escucha mi alma,
sólo recuerdos suscitas
de aquella vida pasada.
Has cercado mi existencia
con vallas de púas y lágrimas
para que sólo tu reines
en mi vida desolada.
con vallas de púas y lágrimas
para que sólo tu reines
en mi vida desolada.
No eres buena compañera,
pues te faltan las palabras
que acercan los corazones
y llenan de gozo el alma.
que acercan los corazones
y llenan de gozo el alma.
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