martes, 2 de junio de 2009

A mi hija Candi




















Con mis sienes plateadas,
y mi vida ya en ocaso
una luz resplandeciente
se ha encendido a nuestro paso.

Entre mis rosas y cactus
me ha nacido una violeta
con sus estambres de oro
y sus pétalos de seda.

Ha crecido, y ha llenado mi jardín
de fragancia y de frescura,
nueva vida, luz radiante,
ya no está mi casa oscura.

Su gracia y vitalidad
nos contagia y nos complace,
rejuvenece, y nos invita
a convivir cada instante.

Inteligente y madura
estudiosa y razonable
trabajadora y tenaz
servicial y muy amable.

Es la niña de mis ojos,
es mi plena complacencia,
cuando te tengo a mi lado
ya no siento otra apetencia.

Me encanta sentirte hablar,
pones vida en lo que dices,
proyectos, futuro, amor,
ganas de vivir felices.




















1 comentario:

  1. Gran poesia Juan, estas hecho un gran poeta, pero ante tan bello texto, cuan mejor hubiera sido colocar una foto de la protagonista, en lugar del chaparro viejo, que aunque lleno de luz no se asemeja en nada a la de la niña de tus ojos y los de Larita. Un saludo de "Javon"

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