Qué veloz pasa el tiempo en el ocaso
de la vida, acelera su carrera,
activo y ligero no cambia el paso,
sin mirar la espesura o la pradera.
No goza de posada ni descanso,
ni el soto ni la fuente le refrescan,
ni contempla apurado su remanso,
pues solo atiende a su correr, sin tregua.
Si nuestra vida es el tiempo que gozamos,
por qué no te detienes y contemplas
y escuchas lo que los hombres deseamos
No seas tan rápido y veloz, y piensa:
a la vida no seducen tus reclamos,
ya que lucha por continuar su senda.
jueves, 21 de septiembre de 2017
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